Se
pueden tomar como aperitivo, en ensaladas o hechar mano de ellos para cocinar,
así siempre tendremos ajos a mano sin temer a que se estropeen.
5 cabezas de ajos
2 hojas de laurel
12 granos de pimienta negra
aceite de oliva
Separamos todos los dientes de ajo de sus cabezas pero
sin quitar la piel.
En una cazuela con agua hirviendo sumergimos los dientes
durante 5 min., a continuacion los pasamos por agua fria para templarlos y los
pelamos completamente dejandolos sobre un paño para que vaya absorviendo la
humedad.
Volvemos a poner los ajos en una cazuela limpia
cubriendolos con aceite y ponemos al fuego hasta que el aceite coja buena
temperatura sin que llegue a hervir y apagamos.
En un bote ya estirilizado ponemos el laurel y la
pimienta. A continuación llenamos el bote con los ajos y cubrimos rapidamente
con el aceite antes de que se temple demasiado.
Con mucho cuidado de no quemarnos cerramos el bote y
dejamos reposando para que tome el vacio.
Dejar descansar como minimo una semana antes de su
consumo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario